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Trabajo presentado en el Congreso Internacional del if-epfcl en Brasil, julio 2012
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16.07.2015
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Trabajo presentado en el Congreso Internacional del if-epfcl  en Brasil, julio 2012

“La apuesta clínica en el sujeto y los discursos de la contemporaneidad"

No puedo dormir.No puedo.No.

Susy Roizin

susy.roizin@gmail.com

Comienzo con una Cita, del libro Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, por su conexión con el síntoma con el cual se presentó un paciente a la consulta.

Qué es el insomnio sino la obstinación de nuestra inteligencia en fabricar pensamientos que le pertenezcan plenamente?… El hombre que no duerme se rehúsa, con mayor o menor conciencia a confiar en el flujo de las cosas…Los ojos cerrados y el rostro del durmiente desprovistos de gestos, son la evidencia de nuestros encuentros con la nada, una prueba de que cada noche dejamos de ser

El acto de dormir deja por fuera las vestiduras yoicas e introduce al soñante en un misterioso mundo regido por el deseo. Basta recordar los sueños paradigmáticos para percibir la insistencia de Freud en que de deseo están hechos los sueños. Lacan decía que el sujeto del inconsciente no tiene status óntico, no tiene Ser, y sólo se lo deduce por los efectos de los dichos. Lo ubica topológicamente por fuera de ellos, en el Decir, que suele quedar olvidado y que en su última enseñanza es el lugar de lo Real. Si las identificaciones yoicas, nutridas de la internalización de los sucesivos objetos libidinales se  ubican del lado del ser y el durmiente se desprende de ellas para sumergirse en el mundo del deseo, no nos extraña que un obsesivo se adhiera tanto a ellas, no pudiendo sustraerse ni siquiera para descansar un poco durante la noche.

Evocaré sólo algunos momentos de un análisis, que reflejan cómo la respuesta del analista, va generando cambios en la sintomatología, en la economía del goce y principalmente en el modo en que el analizante logra sobrellevar su vida: sin duda con menos miseria neurótica, pero no por ello cambiándola por un banal infortunio cotidiano.

Divido esta presentación en tres partes.Cada una de ellas recibe un nombre que es en realidad el resultado de una frase que se va acotando. Cada corte a nivel significante acentúa un aspecto diferente de la experiencia analítica. Primero: No puedo dormir, es la consulta por lo que no anda como se lo espera, a nivel del funcionamiento.Luego: No puedo es la impotencia, la realidad fantasmática que el neurótico construye, cubriendo con una cortina fálica el agujero que es estructural para el hablanteser.Y finalmente el No como letra sin articular, es un significante que no llama a otro, que no hace cadena sino dejando un espacio transinfinito intercalado en las vueltas de lo dicho y alude a la NO RELACION entre: el significante y el significado, el hombre y la mujer, el goce y el Otro. No es un nombre para lo imposible y lo Real, una experiencia necesaria y liberadora, que posibilita la apertura hacia la contingencia y el encuentro con lo nuevo.

Guidon trabaja en un puesto de gran responsabilidad en una empresa de celulares. Llegó a la consulta en un estado de tensión y angustia por un insomnio indomable. Le preocupaba estar cansado en el trabajo, no poder concentrarse, cometer errores. Necesitaba trabajar con lucidez y rapidez, para cumplir los proyectos dentro del plazo preestablecido y no hacer peligrar el valor de las acciones de la empresa en el mercado. Sólo esperaba que el tratamiento lo ayudara a dormir. No quería tomar psicofármacos, porque le recordaban a su hermana esquizofrénica.Para obligarse a dormir empleaba complejos rituales y maniobras mentales. Vivía procurando cumplir las condiciones para poder dormirse: no pasarse de las diez de la noche, un régimen de comidas, evitar ciertos programas en la televisión. Incluso las relaciones sexuales eran para relajarse y no entrar en el círculo tormentoso de no dormir porque está  preocupado y preocuparse porque no duerme. Siendo un hombre de autoridad, muy inteligente y autodidacta en muchas áreas del conocimiento científico, tecnológico, financiero, era llamativo el modo desesperado con que sufría y se posicionaba frente a su síntoma. Una decisión suya podía afectar a  todas las acciones del Wall Street, y por otro lado se sentía como un niño. Más de una vez me llamó por teléfono, desde China, o E.U. para decirme, llorando: No puedo dormir! Por teléfono yo señalaba la resonancia de esa intensa alarma como una incógnita que deberíamos trabajar en el análisis. De a poco se iba atenuando la intensidad de la angustia. Tal vez fuera por mis palabras que hacían la conexión con el trabajo analítico o mis preguntas que apuntaban a hacer tambalear sus verdades cristalizadas: entre otras, la de estar enloqueciendo. Pero mi sensación era que al cabo de un rato en realidad se calmaba porque había escuchado mi voz, así como un niño se relaja cuando los padres lo acunan con su presencia. En la transferencia, imaginaria, buscaba un amor que lo calmara y lo cobijara. En esta primera etapa, sólo esperaba  funcionar mejor, y cada vez que había una mejoría, interrumpía el tratamiento. Volvía cuando reaparecían los pensamientos nocturnos, y no lograba organizarlos de un modo que le asegurara las certezas a las que él aspiraba. Le preocupaba el futuro económico, temía ante olas de despidos en las empresas de Hi Tech y usaba las sesiones para calcular probabilidades. Quería pronosticar todas las versiones posibles de lo que ocurriría en su realidad y se tranquilizaba al concluir con certeza que no iban prescindir de él. Lo alteraban los cambios,  lo imprevisto, o  descubrir que alguna variable no había sido calculada. Luego de unos intentos caóticos de ayudarse con psicofármacos, se produjo una vuelta al análisis y un cambio en la naturaleza de la transferencia. La suposición de saber, motoriza la producción asociativa de significantes que no quedarán cristalizados en el lugar de la verdad sino que serán escuchados en su valor constituyente de las identificaciones y del fantasma.

La respuesta del analista señala un horizonte enigmático ubicado más allá del sentido convencional del discurso articulado, de la queja, de las demandas. Qué lo alarmaba? Aparece el No Puedo, sin predicar, desvinculado del síntoma funcional, dando lugar a la construcción del síntoma analítico: una fuerte vivencia de Impotencia, que esperaba ser descifrada. En la historización de su vida aparecen algunos recuerdos: la agitación y el insomnio eran señales que vaticinaban una crisis psicótica inminente en su hermana. La madre vivía en alerta y revisaba cautelosamente que no hubiera alteraciones del sueño, pero con una particularidad: interrogaba diariamente a sus dos hijos desde la más absoluta indiferenciación: para saber cómo estaban, les preguntaba si habían dormido bien. Dormir era un signo de salud mental, por eso el insomnio le resultaba tan alarmante. Recuerda su vagabundeo por las calles, mientras sus padres de hecho se internaban con su hermana, a veces por meses. El que no era psicótico, podía y debía arreglárselas solo y él, más de una vez, se sintió solo y expuesto a situaciones de  peligro. El hospital psiquiátrico era para él, un antro de terror y un lugar de atracción fatal. Su hermana, fue la guía y partenaire de sus juegos y conversaciones. Tardó mucho tiempo en lograr poner entre comillas el discurso esquizofrénico en el que estuvo sumergida su infancia. Pudo inferirse que la confusión entre los dos hijos, era una condensación entre un recuerdo de cierta torpeza de su madre y una anexada invención subjetiva. Cabía suponer que al no poder dormir no sólo se angustiaba por temor a la psicosis sino también por un goce que lo tenía cautivo en el Otro materno, más precisamente en un punto de preocupación que era la única forma en la que recordaba el amor de su madre. En cada repetición de la escena de insomnio se jugaba la fantasía de estar en el lugar de su hermana y contar así con un amor y un objeto total, que por estar vedado para él, había sido elevado a la categoría de Ideal. Él creía en el acople perfecto con el Otro, al que hacía consistir, para abastecerse de un poco de Ser. Lo perdido del objeto se convertía en una cuestión meramente circunstancial: era él quien no cumplía las condiciones necesarias para obtenerlo. En su economía psíquica estaba dispuesto a pagar el precio de la culpa y la impotencia, a cambio de ganar esta creencia y esquivar lo que está más allá de la cortina fantasmática. El neurótico dice No Puedo cuando en rigor debería aceptar el No Hay.  El Gran Otro es el efecto acumulativo de lo simbólico transmitido por el lenguaje y la educación y por los significantes Amo que rigen los mandatos de la época. Es evidente en este caso la devoción por la producción y el marketing, impuestos por la competencia feroz y el empuje al consumo tan característicos del discurso neocapitalista actual. Adherido al Otro, petrificado en identificaciones y certezas, calculando y controlando, sofocaba la dimensión del deseo.

 Últimamente habla del futuro, pero de otra manera: más dispuesto a  no saberlo todo (ó a no-todo-saber). Llegado el momento en que la industria de los celulares deje de necesitar los chips y los materiales de hardware que fabrican en su empresa, los chinos coparán  el mercado con un software que podrá grabarse en tarjetas poliméricas desde cualquier computadora casera, como se imprime una foto. En ese momento el mundo podrá prescindir de él y de su empresa. Hoy relata sus experiencias vividas con otra lógica, expresa curiosidad por lo que hará en el futuro, aceptando y disfrutando del desafío de vivir con el misterio de lo que hoy no sabe.

La respuesta del analista convoca al sujeto para luego destituirlo y que se produzca la experiencia de lo Real en transferencia, es decir en un campo imantado por el Deseo del analista que vela por la falta en el Otro y permite que el sujeto se realice en su división misma. Lo permanentemente nuevo  y palpitante de la vida aparece más allá de la repetición y el  goce que lo esclavizan. El analista apuesta a que se pierda el miedo a perder y perfila un horizonte nuevo, abierto a la contingencia, que es la clave para que una variedad de opciones se hagan finalmente posibles.